Era el día en que se vencía la entrega del informe.
Como consultor responsable y puntual, ya estaba yo en mesa de partes a las 8:30 a.m. con mi recibo por honorarios profesionales y dos copias de mi informe.La señorita me recibió con una sonrisa y, mientras hojeaba brevemente el informe... su sonrisa se desdibujaba hasta transformarse en mueca. Me miró interrogativa:
-Pero..., aquí falta documentación.
-Pero, está el informe con mi nombre y DNI, está la copia y mi recibo por honorarios profesionales. ¿Qué más se puede necesitar? -pregunté con tono de auténtica pregunta retórica.
-¿No le indicaron la documentación? -exagerando el tonito de pregunta (sin retórica).
-Sólo me dijeron que entregara el informe -respondí, exagerando el tonito de respuesta.
-Ahhh..., es que así no se lo puedo recibir. Verá, le falta la firma en la carátula...
-¡Ah!, eso es fácil, -la interrumpí arranchándole el informe y firmando debajo de mi nombre en la carátula.
-... y una carta a la Directora señalando que entrega el informe (no, no basta con entregarlo, hay que anunciarlo por carta) y una declaración jurada diciendo que usted es el autor (no, no basta mi firma en la carátula) y una fotocopia del su DNI y una copia electrónica en CD y el título tienen que ser el que figura en los términos de referencia, -terminó con el tono de quien sabe cuál es el procedimiento.
-Pero..., me es imposible hacer todo estoy hoy. Tengo que ir a mi trabajo y hoy se vence el plazo de entrega.
Debo haberla mirado con cara de Shrek malo y enojado, porque inmediatamente usó el tono de "yo lo ayudo, no se preocupe" y me dijo que podía enviarle todo por correo y que ella lo grabaría, imprimiría, sellaría, autenticaría, engraparía... y demás "ías'.
-Le voy a enviar los requisitos para que la próxima vez no pase por este problema, -me consoló.
Le agradecí encarecidamente y me fui a robarle tiempo al tiempo.
Segunda entrega de informe por un consultor novato
Llegué puntualito a las 8:30 a.m. de la fecha en que se vencía la entrega del segundo informe.
-¡Buenos días, señorita! Hoy tengo todo en orden. Aquí esta el informe. Note usted en la carátula mi nombre, mi DNI y mi firma. Aquí está la carta a la Directora (me pregunto cuántos archivadores estarán llenos de cartas similares, ¡pobres árboles!). Aquí mi declaración jurada, donde juro que soy el autor. Aquí, está el CD con la versión electrónica del documento que tiene en las manos, aquí mi recibo por honorarios y, por último (pero los últimos serán los primeros) la fotocopia de mi DNI.
La sonrisa de la señorita era indescriptible: ancha, brillante, satisfecha...; una sonrisa colgate en regla.
Hasta me contagió y me despedí efusivamente de ella, con la satisfacción de la burocracia cumplida.
"Les cerré la boca", me dije a mí mismo con orgullo anti-estado, "no tendrán nada que objetar".
¿Nada que objetar?
Suena mi celular, a media mañana, .
-¿Señor Bassino?
-¿Sí?
-Lo llamo de xxx.
-¿Sí?
-Hay un pequeño problema con su recibo por honorarios...
-¡¿Sí...?!!
-Es que usted ha llenado las copias del emisor y de la SUNAT con lapicero, y tienen que ser copias con papel carbón...
-¿Me está usted diciendo que no puedo llenar esas copias a mano?
-Es que en administración y en el Ministerio no se las van a aceptar...
-¡Es que no tenía papel carbón!
-Pero no le van a pagar si las envío así.
-¿Sabe usted quien fue Kafka, señorita?
-Le ruego que comprenda, yo no tengo la culpa de esto.
Todo mi orgullo anti-estado se fue al tacho. Había sido derrotado nuevamente por la inagotable creatividad de los trámites estatales.